Anoche tuvo lugar el segundo debate del grupo “Dietética sin patrocinadores”, en esta ocasión centrado en el papel de la Industria Alimentaria y bajo el Hashtag #DSPIndustria, y que continúa la actividad divulgativa que empezó con el debate sobre la pirámide alimentaria.
En esta ocasión, las intervenciones fueron encaminadas a responder preguntas más concretas, y no a hacer exposiciones personales de la temática, tal y como hicimos en el primer debate. Por este motivo, en la entrada voy a intentar hacer una exposición y desarrollo de un tema en concreto: “¿Qué acciones legislativas se deben tomar ante las comida que se considera menos saludable?”
La doble cara de la Industria Alimentaria
Antes de nada contextualizar un poco el porqué de que este tema sea candente hoy en día. Debemos considerar que la Industria Alimentaria cumple un papel fundamental a la hora de distribuir y garantizar la Seguridad Alimentaria y a la distribución, gracias a ella hoy podemos consumir alimentos con una serie de garantías sanitarias que permiten. Aún así, y considerando que dentro de la Industria Alimentaria debemos diferenciar a las distintas empresas por sus acciones, en general prima un clima presión exhaustiva para fomentar el consumo.
En una cultura consumista como es la nuestra, se vende la opulencia, se vende la exclusividad… y el consumidor acaba teniendo un consumo excesivo, de este patrón de comportamiento, hay pocas partes que acaben beneficiadas, y una de ellas es la industria económicamente hablando. Por si no fuera poco, este consumo irresponsable desemboca en numerosos problemas de salud, que en ocasiones son las mismas empresas las que tratan de ofrecernos una solución con alimentos funcionales o alegaciones de salud…
Caemos en una contradicción al final y al cabo, y es que podemos decir que un bote con leche fermentada ayuda a que tus defensas desayunen, pero no podemos poner una advertencia en los refrescos azucarados, en el alcohol o la bollería.
Deplorable, es que tenemos que dedicar recursos públicos para contrarrestar los daños que han hecho empresas a costa de enriquecerse por un consumo irresponsable.
¿Ayudaría un impuesto antiobesidad?
Podemos contar con algunas experiencias previas en este sentido, como es el caso de la retractación de Dinamarca tras su inicial reducción del consumo, o las actuales tasas que diferentes países europeos aplican.
Es un tema que además se ha estudiado años atrás, tal y como mostró Mytton en 2007, los impuestos por sí mismos no necesariamente disminuyen el consumo esa comida. Para que estas tasas funcionen, al menos tienen que ser del 20%, y es más efectivo si se integran en una política coherente con acciones en todos los sectores.
Personalmente no soy partidario de esta medida, criminaliza y culpa al consumidor, se centra en un producto sin tener en cuenta el consumo, y todo ello en una génesis de la obesidad que es tan multifactorial. Por otro lado hay que considerar también que la obesidad está más instaurada en un nivel socio-económico más bajo, por lo tanto serán esas familias las que sufrirían más el incremento, sin que garantice una reducción en el consumo.
Considero que se debería mover la tendencia de consumo con otras herramientas, personalmente abogo por un modelo más informativo y más educativo (también es a lo que me dedico y es mi propio sesgo). Sabiendo además que revistar como “The Journal of Consumer” en Canadá dan a entender que los etiquetados que advierten de los peligros de los consumos excesivos son más efectivos que los impuestos a la grasa.
Modelo educativo e informativo
Más que gravar alimento de manera aislada hay que facilitar las buenas elecciones. En salud para hacer buenas elecciones tiene que haber buenas opciones. Paradójicamente vivimos en un país en el que si quieres jugar al baloncesto tienes que saltar una valla y te pueden multar con jugar con un balón en la calle, pero en el supermercado los dulces están junto a las pilas, y te meten un juguete dentro de un huevo de chocolate o un menú infantil. Todas esas cosas se pueden regular legislativamente, y pueden facilitar y desplazar el entorno hacia un patrón de consumo diferente al actual, sin que sea necesariamente un incremento del precio.
Reconozco que soy un enamorado de proyectos como “TheFunTheory” (entrada pendiente de este tema), que al margen de ser una iniciativa privada, enfocan el problema en positivizar el mensaje y promover el hábito saludable. Aquí tenéis un ejemplo en Odenplan, en el centro de Estocolmo:
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=2lXh2n0aPyw&w=560&h=315]
Este tipo de iniciativas no se limitan a estos casos aislados, sino que forman parte de un contexto que invita a las mejores elecciones en materia de Salud. Personalmente puedo compartir alguna de las experiencias de Suecia, país que donde se facilitan algunas elecciones más saludables: Los departamentos universitarios tienen cestas de fruta gratis para sus trabajadores, los quioscos o tiendas típicas de 24h venden fruta por unidades, y algunos supermercados ofrecen fruta gratis a los niños con mensajes fomentando su consumo.
Obviamente este tipo de iniciativas no son las responsables únicas de las tasas de sobrepeso y obesidad, pero todo el contexto influye.
En el Hangout de ayer, no sólo hablamos de este tema, alguno de los apartados con los que contó el debate con más protagonismo fueron “¿Cómo influye la Industria alimentaria para bien o para mal en el consumidor?” y “La relación entre los patrocinadores y las sociedades de Nutrición” tema sobre el que podéis consultar también este post (más centrado sobre congresos).
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=Y8p4L6gmjK8&w=560&h=315]
Como yunta de buey, hambre y obesidad constituyen un inseparable binomio de complejo abordaje que pone en evidencia la terrible gestión de la industria de los alimentos global y el abandono de políticas de los Estados para controlar a las grandes corporaciones, responsables en buena medida de tales desequilibrios.
La paradoja alimentaria global http://weakerties.com/leer_articulo/74/la-paradoja-alimentaria-global-
En primer lugar; mostrar mi envidia (sana), la verdad es que me gustaría tener la opción de participar en algún debate de este tipo… (tengo pendiente escucharlo algún día en modo “espectador”, creo recordar que en un post anterior lo comentaste).
En segundo lugar; en referencia al post y en concreto al impuesto antiobesidad: vaya por delante que yo tampoco estoy a favor de tal tasa o impuesto, si bien es cierto que considero que los precios del mercado alimentario, se han DESVIRTUADO en muchos casos. Tanto es así, que un happy meal conocido por todos o comerse una hamburguesa de 1€ (muy triste cierto, pero extremadamente barato, rápido y accesible) es mucho más barato que comprarte en un supermercado cualquier fruta prácticamente; y esto me parece un despropósito. Con lo cual, no estaría de más (bajo mi punto de vista) realizar una subida o inflación en el precio de ese tipo de productos alimentarios, encareciendolos y reduciendo su atractivo. Y es, precisamente, uno de sus mayores reclamos en muchas ocasiones, el bajo coste.
Muy interesante y productivo el post; me has dejado dando vueltas… (y da gusto!)
1vin, estás invitado a hacerlo siempre que quieras.
Si deseas la invitación al grupo, sólo pídela, además que la participación está abierta tanto vía hashtag (a partir de ahora sigue el esquema #DSP + “temática del día”).
Además de que colgamos el link con antelación para que se pueda visionar en directo y hacer uso de preguntas en directo vía Hangout on live.
Apuntado queda (además ya te tengo fichado en twitter); espero poder disfrutar del próximo hangout en directo (si mis quehaceres me lo permiten). Gracias por la invitación!
Muy interesante post, como acostumbras Aitor. Bueno por si no podéis sacar una hora para ver el hangout (lo recomiendo encarecidamente ya que el nivel de los ponentes y el debate fueron muy fluidos y realmente el debate se hace tan interesante que se hace cortísimo), y tenéis solo un minuto, os recomiendo empezar desde 50’30”. Trata sobre los patrocinadores en los congresos-jornadas de nutrición. Para mí, posiblemente el mejor momento del debate. Lo dicho, un placer leerte y escucharte. Saludos.
Joer Rubén, he puesto el 50’30” y me he asustado. No sabía que me había puesto tan serio en ese momento XD.
¡Muchas gracias!
Me parece una entrada y un punto de vista muy interesante. Gracias por esta labor que haces.
Me parece muy interesante. Gracias por lo que hace por la gente.
Interesante artículo, que viene a meter el dedo en llaga a lo que viene rondando mi cabeza últimamente, tan injusto es que un impuesto venga a criminalizar mas la economía de la población menos favorecida, pero también es un poco injusto que unos pocos tengamos que sufragar la irresponsabilidad de aquellos que no son capaces de hacerse cargo de su propia salud, por falta de fuerza de voluntad.
Por supuesto es un tema muy complejo para generalizar en cuatro líneas, pero desde luego, da para mucho.