-Buenos días doctor.
-Buenos días, ¿qué le sucede?
-Verá, debe ser algún fenómeno extraño que ocurre cuando se juntan dos o más mesas, o algo que deben tener las disposiciones circulares o los manteles muy grandes. No sé muy bien lo que me pasa, pero cuando como con más personas de lo normal acabo siempre un poco tocado.
-Esto es muy extraño, siga contándome.
-Verá, el otro día lo confirmé. Fuimos a la comunión de mi prima pequeña, toda la familia (unos 40) acudimos al banquete, y al finalizar la comida estábamos un poco “chispados”. El hecho es que durante toda la semana en casa, hemos comido solamente 3 personas: mi pareja y mi hija, y ningún síntoma de ebriedad.
-Entiendo, sígame poniendo ejemplos. ¿Algún caso concreto en el que le afecte especialmente?
-Sí, creo que conforme hay más personas lo síntomas empeoran. Por ejemplo, las bodas me afectan más que las comuniones, debe ser porque hay aún más personas ¿No cree? Quizás una reunión de 200 o 300 personas es mucho más peligrosa que las de 40-50. Además, no es solamente a mí, debería haber visto a mis primos y a mi tía segunda, todos bailando con la corbata en la frente, ¡habían perdido el control!
-Suena preocupante. Oiga ¿y se ha planteado usted que podría ser cosa de los cubiertos? ¿O quizás del número de camareros? Es posible que lo que le provoca ese cuadro es el hecho de que en las bodas haya incluso más número de cubiertos y de personas atendiendo las mesas.
-Pus fíjese que llegué a pensar en ello. Pero lo descarté inmediatamente, acordándome de cuando era joven. Verá, nos reuníamos para hacer botellón y sin duda era cuando peores síntomas presentábamos. Puede que nos juntásemos entre 1000 o 2000 personas, y ahí todo empeoraba. Podías ver chavales muy perjudicados, incluso alguna ambulancia aparecía cada noche. Sin duda debía ser cosa de la multitud.
-Tiene usted razón. Le voy a prescribir que durante el próximo mes coma y bebe siempre con menos de 3 personas.
-Muchas gracias doctor. Creo que he comido en grupo por encima de mis posibilidades.
—-
Esta consulta médica que aparentemente parece estúpida, muestra cómo las personas podemos montarnos ideas erróneas en nuestra cabeza si no percibimos o conocemos las variables que provocan los síntomas que sufrimos.
En el ejemplo planteado, el paciente no solo encuentra una relación “Comer con muchas personas me provoca síntomas de ebriedad” sino que va más allá y establece una correlación lineal “A más personas, más ebriedad“.
Si obviamos el resto de variables, podríamos tener un ejemplo de “Amímefuncionismo“. En este caso en concreto correspondería a una ilusión de causalidad.
El sujeto piensa que A (comer con mucha gente) causa B (estar borracho).
Cuando en realidad, es una variable intermedia la que lo explica.
A (comer con mucha gente) propicia B (consumo de alcohol) que a su vez causa C (estar borracho).
E incluso el caso del botellón podría ser un ejemplo adicional de variable espuria:
A (una oferta de consumo de alcohol en la calle) causa tanto:
B (Que la gente se emborracha)
y C (Que haya una reunión multitudinaria)
Este ejemplo de razonamiento nos sucede de manera continua en nuestro día a día: cuando pensamos que aprobamos un examen por un amuleto, cuando una pastilla de homeopatía nos quita el dolor de cabeza, cuando está instaurada la creencia de que los chavales se alteran por el azúcar, o cuando eliminamos un alimento de nuestra dieta y nos “encontramos mejor”.
Hay personas que refieren eliminar por ejemplo queso o cordero de la dieta, y encontrarse a partir de este momento mejor consigo mismos. Cuando quizás es mucho más probable que lo estén por haber reestructurado sus hábitos, o por haber incorporado otra serie de alimentos a su dieta.
Otro buen ejemplo es el funcionamiento de los productos milagro:
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=pGgVPhTanzo]
O el ejemplo muy gráfico que se pone a veces con el experimento de la araña:
Un grupo de investigadores decide hacer un ensayo con una araña. La araña está encerrada en una caja y le dicen “¡Anda!” La araña se mueve y los científicos anotan los resultados. Sucesivamente le van arrancando patas, una a a una se las van quitando, y tras este proceso le volvían a repetir en cada ocasión “¡Anda!”. La araña seguía moviéndose, cada vez más lento, con más esfuerzo, pero “obedeciendo” a los experimentador.
Al final del proceso, le arrancan la última pata y vuelven a gritar “¡Anda!”. La araña se queda inmóvil y los experimentadores anotan la conclusión del experimento:
Una araña cuando se queda sin patas también se queda sorda.
Como debemos recordar, la correlación de dos variables, no implica que estén relacionadas. Recomiendo para ello la lectura de esta entrada en Naukas.
las reglas de 3 no siempre coinciden.. y lo de la araña me ha causado un poco de repudio hacia quien les quitan las patas… aghh.. pero se ha entendido perfectamente lo que querias decir. saludos
Esta entrada me recuerda a una de las fórmulas más fiables relacionadas con el consumo de vino en las cenas.
“Dado un número N de personas, que acostumbren a cenar con vino, en número de botellas consumidas será igual a N – 1”
1 persona -> 0 botellas
2 personas -> 1 botella
3 personas -> 2 botellas
PD.: La próxima vez que cenéis os acordareis de ella (de la fórmula, no de la botella 🙂
En definitiva, cuanto mayor número de personas hay una cena el consumo de botellas de vino tiene a una por persona 😉
.Sin la menor intención de molestar: Me resulta tan lineal la conclusión del paciente, como la explicación que se da del tema. Creo q la realidad es más compleja. Gracias por poder opinar. Un saludo.
Sólo a modo de opinión me gustaría compartir esta info encontrada en una página especializada en alcoholismo para ver las consecuencias, los síntomas y los efectos del alcohol cuando este hábito social se vuelve una adicción http://www.dependencia-alcohol.com/