Una reciente noticia/artículo publicada en la sección “News and comment” de Nature, ha removido bastantes críticas en la comunidad científica, la escritora Virginia Hughes hace referencia a un meta-análisis publicado en The Journal of the American Medical Association. El comentario escrito por la autora tiene como nombre “The big fat truth” y como subtítulo comenta que “más y más estudios muestran que tener sobrepeso no siempre acorta la vida pero algunos investigadores de Salud Pública prefieren no hablar de ello”
Nature nos cuenta que un equipo dirigido por Katherine Flegal, epidemióloga del Centro Nacional de Estadísticas de Salud en Hyattsville (Maryland), concluyó en su estudio que las personas consideradas “sobrepeso” tuvieron un 6% menos de probabilidades de morir que las de “normopeso” en el mismo tiempo período.
La noticia, (además empezar haciendo alusión a que el auditorio estaba lleno) empieza con este toque sensacionalista-conspiranoico que no mola un pelo: “…algunos investigadores de Salud Pública prefieren no hablar de ello”.
Continúa diciendo:
El resultado parece contrarrestar décadas de consejos para evitar incluso modestos aumentos de peso, provocando un gran seguimiento en los medios de comunicación y una reacción hostil por parte de algunos expertos en salud pública.
Esto es claramente amarillismo previo a leer la noticia, y predispone drásticamente al lector. El artículo continúa atribuyendo esta presunta protección de salud a la “paradoja de la obesidad”, por la que según las personas con un ligero sobrepeso podrían tener menor mortalidad. La propia autora esgrime que:
El exceso de peso aumenta el riesgo de diabetes, enfermedades del corazón, cáncer y muchas otras enfermedades crónicas. Sin embargo, estos estudios sugieren que para algunas personas…
¡Exacto! Para algunas personas. He aquí la cuestión sensacionalista del artículo y clave para poder interpretar el artículo, y que tendrían que haber tomado desde el principio para no confundir al lector. ¿Quiénes son esas algunas personas?
…especialmente los que son de mediana edad, mayor o enfermos. En ellos, un poco de peso extra no es especialmente perjudicial, e incluso puede ser útil.
¿El sobrepeso nos protege?
Rotundamente NO, el hecho de obtener menores mortalidades en enfermos y tercera edad ya era ampliamente conocido en Gerontología y Geriatría, donde el moderado sobrepeso constituye un factor protector, tal y como muestran las revisiones:
Low-weight and weight loss as predictors of morbidity and mortality in old age
Low body weight and weight loss in the aged.
The danger of weight loss in the elderly.
Pero esto dista mucho de, como dice la escritora, de “contrarrestar décadas de consejos para evitar la ganacia de peso”. Puesto que los problemas de salud asociados a la Obesidad y el Sobrepeso están más que aceptados y asociados con una mayor morbi-mortalidad.
Association of all-cause mortality with overweight and obesity using standard body mass index categories: a systematic review and meta-analysis.
Long-term impact of overweight and obesity in childhood and adolescence on morbidity and premature mortality in adulthood: systematic review.
¿Qué respuestas ha generado?
Algunas de las respuestas con las que ha topado este estudio, son arrojadas desde expertos de salud pública, que llevan décadas haciendo hincapié en los riesgos de tener exceso de peso. Defienden la misma postura que comparto personalmente, y es que estudios como este, son peligrosos ya que pueden confundir a la opinión pública y al personal sanitario, provocando cambios en las políticas públicas para frenar el aumento de las tasas de obesidad. O lo que es peor, que estos hallazgos pudieran ser secuestrados por grupos con especial interés en este asunto, como la industria alimentaria, en especial los refrescos o cadenas de comida rápida.
¿Por qué las conclusiones de este estudio pueden ser malinterpretadas?
No se puede meter en el mismo saco la mortalidad por todos los motivos, las personas ancianas son mucho más vulnerables a las desnutriciones, de ahí que desde hace décadas se encuentren resultados que asocian un sobrepeso moderado en ancianos con mejores tasas de supervivencia.
Si se hace un meta-análisis que incluya todas las causas de mortalidad, no separando aquellas que están relacionadas con la obesidad y el sobrepeso estrictamente, es fácil que se enmascaren las muertes por enfermedades provocadas por el alto peso, con aquellas producidas por otras enfermedades que cursan con desnutrición.
Por si fuera poco, algunas variables “confunders” parecen no estar bien aisladas, como por ejemplo el hecho de ser fumador y la enfermedad . Los fumadores tienden a ser más delgados y mueren antes que los no fumadores, y muchas personas que son enfermas crónicas también pierden peso, por lo que están aumentando las tasas de mortalidad asociadas a la delgadez.
Este es uno de los ataques que ha recibido el estudio desde Harvard, que sostiene que el enfoque del estudio no es correcto por este motivo. Argumentan que no todos los fumadores tienen el mismo nivel de exposición, provocando que las personas que fuman mucho sean más delgadas que los fumadores ocasionales, de manera que para eliminar este factor de confusión hay que hacerlo con personas que nunca hayan fumado. El estudio Body-Mass Index and Mortality among 1.46 Million White Adults, que no se incluye en este meta-análisis por motivo de clasificación del sobrepeso, incluye datos de 1,46 millones de personas, concluyendo que entre las personas que nunca han fumado, la mortalidad más baja se da en el rango de peso de “normalidad” es decir, de IMC 20 a 25.
Como se puede observar en la gráfica de resultados, aquellos rangos de IMC con menor mortalidad se sitúan en el rango de Normopeso (IMC = 20-25) salvo en personas mayores.
Cabe recordar que el IMC es una medida aproximada para evaluar la salud de las personas. Algunos investigadores sostenemos que lo que realmente importa es la distribución del tejido graso en el cuerpo, y en especial el exceso de grasa abdominal.
¿Qué conclusiones debemos sacar?
Es importante discernir bien el sentido de los resultados para no acabar quitándole peso a la obesidad o a los problemas asociados a la ganancia de peso. Epidemiólogos como Walter Willett han mostrado también su preocupación a que esta aparente “paradoja de la obesidad” mermen la confianza de la gente en la ciencia, ya que se podría interpretar como contradicciones muy drásticas ante un mismo tema. Además, un análisis poco críticos de estos resultados, podría utilizarse con fines pocos loables para la publicidad engañosa.
Este estudio puede constituir una de las numerosas muestras de por qué es importante conocer el diseño de las investigaciones, en esta caso para conocer el sesgo de los fumadores y la edad. Pero sobre todo es una muestra de cómo desde los medios, las “noticias” pueden importar más allá del estudio en sí.
Es importante y conlleva una responsabilidad, el ser crítico a la hora de difundir las investigaciones, personalmente, con introducciones, títulos y contextualizaciones como la de este estudio, flaco favor le estamos haciendo a la Ciencia, a pesar de que sea Nature quien lo publique.
Referencias:
Low-weight and weight loss as predictors of morbidity and mortality in old age
Low body weight and weight loss in the aged.
The danger of weight loss in the elderly.
Body-Mass Index and Mortality among 1.46 Million White Adults
Muy interesante artículo. Enhorabuena.
De todas formas, yo no lo veo tan claro. Sí creo que la obesidad está relacionada con mayor mortalidad y morbilidad, pero no estoy tan seguro de cuáles son los “rangos ideales” respecto al riesgo. Los últimos estudios me empujan a pensar que quizás habría que elevarlos algo. Y, sobre todo, cambiar su denominación y enfoque, a menudo lo que consiguen es generar estigma en muchísima gente y que cada temporada preveraniega la mitad de la población se lance a hacer dietas chorras para perder unos pocos kilos.
Tengo que estudiar con detalle los diferentes estudios, es un tema realmente interesante y sobre el que no creo que haya que cerrar el debate. Soy fan de Willett, pero me parece que aquí se ha puesto un poco burro.
Saludos.
Gracias Centinel,
En cuanto a lo de renovar los límites completamente de acuerdo, por ejemplo, al margen de los sesgos, si se tomase de referencia la mortalidad, este estudio marcaría unos rangos en torno al 22-27, hay que tener en cuenta por un lado que en la adolescencia se usan más los percentiles (para bien o para mal) y que el envejecimiento de la población inevitablemente empuja a derivar los rangos hacia mayor edad.
Independientemente de la actualización, el IMC sigue siendo un poco lastre, no ya sólo en epidemiología con sus limitaciones, sino en consulta médica, donde se toman decisiones o se marcan objetivos a personas con el IMC de referencia.
Me gusta el tema, creo que voy a escribir un post con mi opinión, a ver si la gente se anima al debate. Te enlazaré, si no te parece mal.
Estupendo, todo lo que sea contribuir y sumar encantado.
¡A ver con qué nos sorprendes!
Genial el post, enhorabuena! Menos mal que hay opción ahora de emitir la opinión que a uno le merecen ciertas afirmaciones. Me sorprende (no gratamente) que un medio de difusión científica se preste a este tipo de “titulares” sensacionalistas… dado que, como tú muy bien has dicho, pueden tener consecuencias no demasiado favorables. Acabaré de leer las referencias para disponer de más info. 🙂
Hola María,
La verdad es que sorprende que Nature arroje desde ese prisma tan sensacionalista noticias tan trascendentes…
La crítica conlleva desde el principio hasta el final, y mucho hincapié en la metodología y cómo hay que leer más allá de las conclusiones.
Muchas gracias por tu explicación. Alguien como yo, si hubiese leído solo lo de Nature, y dando por hecho que es una publicación sería, podría haber sacado conclusiones equivocadas facilmente. Y eso me molesta!
De cualquier forma, el titular es sensacionalista, pero el artículo está bien escrito y documentado, creo yo.
Y me parece a mí que Willett se ha picado un huevo porque el estudio original pone esto:
An important source of bias appears to be the errors in self-reported weight and height data. Such errors have been shown to vary by age, sex, race, measured values, and data collection method.The systematic error of self-reported data rather than measured data can result in substantial misclassification of individuals into incorrect BMI categories,create errors that are difficult to correct,130 and lead to upward bias in the estimates.
Que es precisamente como él ha hecho sus estudios anteriores.
Tras leerlo completo, no me disgusta, no.
La discusión es buena, y de hecho mucha parte de la crítica la he sacado de los propios autores que citan en Nature. Pero es diametralmente opuesta al sentido de los primeros párrafos y el titular, que desgraciadamente es lo que cala en la gente.
Muy buen análisis, creo que, aunque suene un poco fuerte, a algunas publicaciones les viene bien este tipo de títulos sensacionalistas. El tema obesidad-sobrepeso mueve mucho en todos los ámbitos relacionados con la nutrición y la alimentación.
Existe mucha gente, tal y como lo señalas, interesada en minimizar el problema de la obesidad y efectivamente se agarran a cualquier argumento para decir que este problema es pequeño o que no existe.
Muchas felicidades por tu artículo. Me gusta que haya gente como tu que no se quede solo con lo que dice un estudio, por mucho que este este publicado en una revista tan prestigiosa como Nature, y lo analice a fondo.
¡Gracias!
Según nuestros datos, solo 20% de las personas entrevistadas ha realizado algún tipo de dieta, no obstante; preocupa el alto porcentaje de personas que manifiestan “no hacer nada” para controlarlo, lo que podría representar desconocimiento o desinterés de lo que el exceso de peso ocasiona en la salud. Este escenario es alarmante en un país donde el exceso de peso es cada vez más frecuente y en el que, según los resultados de este estudio, solo un porcentaje reducido de personas realizan ejercicio (más hombres que mujeres) o algún cambio en la alimentación como estrategia para perder peso.
Toda persona con aumento de peso por encima de lo normal tienen un mayor riesgo de enfermar, tener un accidente, o morir, que el resto de las personas normales.
El índice de masa corporal, o IMC, una fórmula que deriva d tu peso y altura, es el indicador dominante de un peso saludable en la comunidad médica. No obstante, este índice tiene sus críticas porque no justifica el ancho de la cadera o la edad. Por ejemplo, en el caso de los ancianos, los estudios están mezclados con respecto al impacto de un IMC un poco elevado en la salud y mortalidad de las personas mayores, lo que indica que las guías pueden ser muy restrictivas para la gente de más de 60 años.
Gracias por desmenuzar con más detalle esta información. Muchas veces damos por buenos los artículos que provienen de fuentes consideradas fiables, y a no ser que se mire con espíritu crítico no somos conscientes de puntos como los destacados en este post.
Felicidades por el artículo, la información es muy buena.
Hola, soy Bea y colaboro periódicamente en la web http://webdietasrapidas.com , en primer lugar quería felicitarte por el blog por promover un estilo de vida saludable y un adelgazamiento responsable y también por la calidad de su contenido.
Respecto a este artículo, coincido totalmente con tu opinión, creo que la mayoría de gente no es consciente de los efectos negativos del sobrepeso, y ante cualquier temática puede haber estudios aparentemente contradictorios. Pero lo único importante, es tener un poco de sentido común y darse cuenta que la obesidad sólo puede traernos cosas malas. Ante cualquier información hay que tener un espíritu crítico y en ocasiones sólo hay que aplicar un poco de sentido común.