Advierto de la posibilidad de que esta sea una de las entradas que salga más de mis adentros, de esas que no tienen guión, como motivación universitaria, pero sabes que vas a estar satisfecho con el resultado salga lo que salga, porque estarás contento contigo mismo.
Esta entrada habla de Educación Alimentaria y para la Salud, pero no de esa que se hace en horario de tutorías en los institutos, no es esa que consiste en horas sueltas de clase en la que se recurre a la charla o verborrea; sino de intervenciones más complejas: en el ámbito extraescolar, donde las protagonistas son la infancia y la adolescencia, y muy muy muy transversales.
Espero que el colectivo de Dietistas-Nutricionistas y educadores consigan sacarle utilidad a este post, probablemente no sea para establecer una intervención nueva y milagrosa, pero sí para entender mejor cómo se desarrollan los hábitos de las personas.
Para introducir el tema, voy a ser muy tajante con una realidad que varias revisiones de Educación Alimentaria han mostrado, aquí y en otros países: Las charlas directas a los niños y adolescentes, sirven para muy poco. Espero que los amantes de charla y pizarra no se me asusten; aunque esas intervenciones puedan tener un ligero impacto en el conocimiento, aquellas que de verdad son transformadoras de hábitos saludables son las “multicomponent interventions” centro educativo + familia + extraescolar.
Las charlas no son transformadoras, al igual que no lo es la información por sí sola. Porque tan inútil es decir “come manzanas” a quien vive en una casa en la que no hay frutero; como inducir a la familia que imponga a los jóvenes unos hábitos alejados de su realidad. Resultado: FRACASO.
No traigo en esta entrada ninguna fórmula mágica, ni la solución educativa a todos los problemas de salud, pero sí que quiero reflexionar con quien lea ahora estas líneas.
Tengo que explicar el porqué de hablar del método scout: escueto y doloroso para mí, destaco que las personas que forman parte de los grupos scout, realizan de forma continua durante el año muchas actividades en medio natural y urbano, centradas en distintos ámbitos educativos y partiendo desde sus inquietudes y centros de interés.
Esto es interesante para la salud por dos motivos:
El fondo: La Educación para la Salud es un ámbito de por sí, donde se enseña alimentación saludable, prevención de drogodependencias, educación afectivo-sexual, salud mental, higiene y hábitos saludables.
El medio: La metodología implica muchas salidas y actividades bastante movidas y en contacto con otras personas de su edad, en un ambiente de voluntariado y responsabilidad social.
Esto que tan bonito queda sobre el papel y en la teoría, tiene más repercusión práctica de lo que parece.
Desde que me empezó a gustar esto de la Salud Pública y la Nutrición Comunitaria, diagnosticaba institivamente a ojímetro el peso de las personas de nuestros grupos; siempre observaba que había menos prevalencia de sobrepeso/obesidad que en la población normal (en los jóvenes, los adultos se me salían de la norma). Pensé que podría ser casualidad, que no sería representativo, que no pasaría en más grupos… el gusanillo me acercó a consultar a otros grupos que trabajaban la Educación para la Salud en sus planificaciones educativas, incluso de otras comunidades, y las proporciones se mantenían.
Es más, no sólo encontrábamos mejor peso y mejor estado nutricional, también mejores hábitos alimentarios, menos horas frente al ordenador/TV y además más tiempo de deporte.
Ahora la pregunta investigadora era clara: “Obviamente es un colectivo sesgado, los niños y niñas de un grupo scout, serán distintos al resto de en más cosas” Correcto
Obviamente, no se puede hacer un ensayo clínico aleatorio doble ciego con esto, pero sí que nos pusimos a valorar los hábitos de sus amigos de clase y de su entorno inmediato, al parecer la única variable que tenemos distinta en esta ocasión es “ser scout”.
Los resultados fueron buenos, de hecho creo que han tenido más repercusión en mi entorno profesional que mi entorno scout. Probablemente por culpa mía.
Siempre me ha dado vergüenza llegar a otros scouters desconocidos y mostrar esto, (puede ser que algunos lo estén leyendo por primera vez); sé que nuestra construcción del pensamiento nos llevaría directamente a pensar en esas personas con sobrepeso de nuestos grupos, en esas veces que se llevan comida poco adecuada a los campamentos, esos días de excursión que no hacemos la mejor dieta posible… A mí también me vienen a la cabeza momentos en los que las familias o los educadores no dan el mejor ejemplo. Y lo fácil es pensar “¡¿Pero cómo van a estar más sanos?!”
Hay que ser claramente consciente de que estos resultados no se deben exclusivamente a las sesiones de Educación para la Salud, ni a los menús de los campamentos. La causa no es sólo esa.
Al igual que nuestra actitud al volante no es sólo el resultado de campañas de Educación Vial, sino de multitud de componentes de nuestro comportamiento. Igual que nuestra actitud frente al impacto medioambiental no es sólo fruto de nuestros talleres y actividades.
Las transformaciones en nuestra forma de ver el mundo no se deben sólo a las sesiones específicas que nos han dado sobre ello. Estamos hablando de una educación muy transversal. El escultismo busca hacer “mejores ciudadanos” personas más críticas, más participativas, más útiles cívicamente.
Concretamente de una intervención complejísima, cerca de 25 reuniones semanales al año, una media de 4 salidas y campamentos al aire libre, actividad física, cerca del 9% de las comidas de un año con sus educadores y compañeros. ¡Son 800h al año de convivencia recibiendo educación en valores, pluralidad y en espíritu crítico!
Se fomenta el ejercicio (no sólo de boca, sino que se hace), si no fuese por este tipo de actividades extraescolares, algunos jóvenes no habrían cocinado nunca, ni habrían fregado nunca un plato o una olla, es posible que no hubieran acudido a un mercado a comprar ni se habrían preocupado de llenar una cantimplora en su mochila. Si no fuese por nuestras rutas, nuestros juegos, nuestros campamentos ¿cuánto ejercicio restaríamos a los chavales?
¿Acaso nos sorprendería enterarnos que un alto porcentaje de scouts forman parte de espacios de participación ciudadana? ¿O que tienen menos accidentes de tráfico? ¿O que reciclamos más? ¿Que somos más críticos?
Los resultados de este colectivo son mejores que el del resto de los españoles.
Yo me pregunto ¿POR QUÉ NOS TENDRÍA QUE SORPRENDER?
Pero… ¿Y si empezamos a ser conscientes de las características de una intervención transformadora?
¿Y si nos damos cuenta de que las charlas solas no valen para nada?
¿Y si vemos que un educador no formal es capaz de detectar problemas de salud que no se ven en casa o escuela?
¿Y si un educador extraescolar es la pieza clave para motivar a los chavales para un cambio en su actitud?
Encima los estudios nos muestran que todos los ambientes deben estar coordinados para conseguir más fuerza transformadora. La próxima vez que intervengamos, ya sea como educadores o profesionales sanitarios, recordemos cuán complejas son nuestras acciones; no tiremos nuestras reuniones/sesiones a la nada, integrémoslas en un todo.
Transformación que algunas personas sufrimos día a día, 30 millones en todo el mundo, este entorno que nos hace mejores personas y luchar por nuestras aventuras y proyectos. Se puede luchar por lo que uno quiere, incluso mezclar tus pasiones y soñar que tu tesis sea lo que tú deseas.
Puede que no sea un experto de la Educación Alimentaria, pero sí que soy un apasionado de ella. Soy inocente de ello, la culpa la tienen los educadores, profesores, psicólogos, psicopedagoga y maestros que me han acompañado toda mi vida.
Referencias:
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Sánchez-García, A. (2012) “Educación nutricional como promoción de hábitos alimentarios saludables y prevención de obesidad” Nutr Hosp. 2012; 27(supl 1): 38-9.
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Sánchez-García, A. (2012) “Evaluación del impacto de las intervenciones aisladas de educación nutricional en la infancia y la adolescencia” Nutr. Clin. Diet. Hosp. 2012; 32(supl. 1): 54.
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Sánchez-García, A. (2012) “Características de las intervenciones de educación nutricional que predisponen al cambio de hábitos alimentarios de jóvenes y adolescentes” Nutr. Clin. Diet. Hosp. 2012; 32(supl. 1): 54.
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Sánchez-García, A. (2011) “Implicación de la educación nutricional en los hábitos de consumo alimentario y el estado nutricional“ Nutr. Clin. Diet. Hosp. 2011; 31(supl. 1): 72.
Esta entrada participa en el I Carnaval de Nutrición que organiza este mismo blog.
Los dibujos corresponden al material gráfico de la Serie Metodológica Federal de ASDE-Scouts de España 2009, podéis consultar sus publicaciones aquí.
Felicidades por el texto y por tus publicaciones. Espero aprender educación alimentaria!
Solo decir GRACIAS.
Enhorabuena por el post (y por el blog en general :P)
Resulta que soy (casi) nutricionista, lo que más me interesa es la educación alimentaria y también soy scouter de tropa en un grupo de Valencia. Solo quería decir que me parece un post muy muy interesante, y además muy inspirador para mi TFG
Gracias!
Y la cámara desciende a una velocidad vertiginosa desde un agujero negro en medio del espacio, se cruza – sin comprenderlo – con un mundo en forma de Disco sostenido sobre cuatro elefantes que se apoyan en el caparazón de una tortuga gigante. Tras alejarse, se acerca a un planeta azulado, empieza a enfocarse en una cordillera montañosa y acaba parando en seco a unos 3 metros de tocar tierra (por los pelos).
Nos encontramos en un momento en el pasado, en el verano de 2010, en una pequeña terraza rodeada por un muro rústico. Varias mesas plásticas, principalmente de cocacola y cerveza, centran el debate de un grupo de jóvenes. Uno de ellos, a medio camino entre la contundencia y la seguridad del que se sabe soñador, defiende la necesidad de educar a los educadores en nutrición y el poder transformador que un grupo scout puede tener sobre la dieta de los jóvenes.
Cinco años más tarde, aquellos debates cobran más fuerza que nunca, has logrado grandes cosas en este tiempo, cosas que sigo de cerca porque trascienden al escultismo. Muchas gracias por tus enseñanzas de ayer y por tu esfuerzo diario por divulgar hoy, este ex scouter sigue defendiendo la necesidad de una buena dieta allí donde trabaja como educador.
Un “efecto” más del que puedes sentirte responsable.